En el actual mundo de los negocios ciertas condiciones aplican cuando más que sobrevivir, hablamos de permanencia en el mercado, una permanencia además marcada por el éxito y el crecimiento. La competitividad es sin duda una de ellas.

Ser competitivo es uno de los ideales de las empresas hoy en día, pues de lo contario podrías estar fuera de juego y rumbo al absoluto fracaso.

Pero para entender mejor a lo que nos referimos con competitividad veamos esta definición: “La competitividad de las empresas es un concepto que hace referencia a la capacidad de las mismas para producir bienes y servicios de forma eficiente (precios decrecientes y calidad creciente), de tal manera que puedan competir y lograr mayores cuotas de mercado, tanto dentro como fuera del país. Para ello, es necesario lograr niveles elevados de productividad que permitan aumentar la rentabilidad y generar ingresos crecientes”.

La autora Valietti Pérez, prefiere recurrir a una conceptualización diferente: “La competitividad es un concepto relativo, muestra la posición comparativa de los sistemas (empresas, sectores, países) utilizando la misma medida de referencia. Podemos decir que es un concepto en desarrollo, no acabado y sujeto a muchas interpretaciones y formas de medición. Dependiendo de la dimensión a la que pertenezcan los sistemas organizativos, se utilizarán unos indicadores distintos para medirla”.

En tu área la competitividad la defines tú, en relación a la posición que ocupas con respecto a la competencia. Se enfoca entonces la competitividad a no descuidar a tus más cercanos contendores, pero centrado en tus acciones… Esto es lo que debemos aplicar.

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Tres aspectos debemos considerar para ser altamente competitivos:

 

1. La innovación

No debe ser una situación desesperada lo que nos lleva a innovar, al contrario, siguiendo la línea de las mejores empresas, la innovación debe ser una práctica normal y constante.

2. La ejecución

Debe ser impecable, gracias a la superioridad de los sistemas de gestión. Las ventajas competitivas son una consecuencia directa.

3. La visión estratégica

Los campeones en los negocios siempre destacan por una comprensión superior del contexto. Son proactivos, saben hacia donde hay que enfocarse y no esperan a “verse obligados” para reaccionar. Las operaciones que persiguen aumentar la productividad deben ser destacadas en el desarrollo de tu visión estratégica.

El bienestar de tu empresa, de tus finanzas, y por tanto tu bienestar vendrá signado por la competitividad. Estamos en un mundo donde no podemos descartar el ser competitivos, pues representa esa inyección de vida a los negocios.

¿Te consideras competitivo en lo que haces? Toma, desde ya, esas acciones que te van a permitir serlo o, en todo caso, mejorar los niveles que alcanzas en este momento. No cedas ese título a tu competencia, pues es tu pase al bienestar y al éxito. En otras palabras, o nos distinguimos o nos extinguimos.

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